jueves, noviembre 15, 2018

La palabra y su poder

El lenguaje es el medio y el motor para abstraer el mundo que nos rodea. Nació de la necesidad de transmitir ideas, acontecimientos, preguntas, sentimientos, conocimiento y, en el fondo.. de organizarnos para sobrevivir en un medio ambiente ciertamente hostil.

Es una manifestación social que, por convención, casi por osmosis, nos ayuda a nombrar, clasificar y cuantificar nuestro entorno... Llega a determinar tanto nuestra realidad que, por ejemplo, casi cualquier persona de habla hispana, de más de 5 años, es capaz de imaginarse una silla, cuando le nombran la palabra, sin siquiera verla y por eso podemos disfrutar de un buen libro.

Gracias a las palabras pudimos transmitir el primer conocimiento adquirido hasta formar civilizaciones que si bien ya no existen, sentaron las bases de lo que hoy llamamos realidad. Son tan importantes que cada nación que comparte una lengua propia piensa que su lengua es la mejor, la más bella, la... ya saben... el hoyo del queque, la última chupá del mate... en fin, ustedes me entienden...


Sin embargo, no todo es bueno con las palabras... muchos ejemplos hemos tenido sobre el uso inapropiado o incorrecto de las palabras. De sobra sabemos que provoca malos entendidos de consecuencias, incluso, nefastas y permanentes...  En la comunicación verbal, como sabemos, intervienen, básicamente, tres elementos... un emisor, un receptor y el mensaje... Mi punto, para explicarme el por qué de tantos "pero yo creí que me dijiste esto en vez de esto otro"... es que en la comunicación verbal, entre dos personas, existen miles de factores, algunos del medio y otros propios de cada uno de los participantes, que inciden en las sutiles y a veces no tanto,diferencias entre lo que se dijo, lo que se quiso decir y lo que el otro escuchó y luego entendió...

Uno de esos factores y estimo, uno de los pricipales, lo constituyen las palabras y su uso adecuado y real conocimiento acerca de lo que significan, pero otro factor, no menos importante, es el estado emocional y la cercanía que se tenga con el tema en cuestión de los participantes, pues no es lo mismo escuchar una anécdota inocua, pero divertida cuando uno está triste, que cuando uno está contento...

Es difícil el tema... uno dice A y el otro entiende J, simplemente porque o estaba pensando en otra cosa en el momento de la explicación y sacó de contexto el resto de la idea que escuchó a medias o sencillamente no escuchó o tenía una idea preconcebida sobre la materia o, también puede pasar, que el emisor definitivamente nunca pudo explicar con la suficiente claridad el fondo de su mensaje... puede ser...

El caso es que las palabras han sido una fuente de entendimiento y comprensión y al mismo tiempo origen de desacuerdos y distanciamiento... Con palabras podemos enaltecer o destruir a una persona sin movernos del escritorio y sin darnos cuenta del real efecto que produce en el otro lo que se dice.

Depende de muchas cosas entablar una buena comunicación entre dos personas... Luego, entre más... más complicado resulta... En este punto es donde entran a jugar elementos clave como lo son la aceptación, el respeto, tacto y, muy importante, tener claro dos reglas de oro que mi papá me enseñó: La primera dice que lo primero que se piensa nunca es lo mejor para decir en una discusión. En tanto, la segunda recita que con enojo nunca es bueno decir lo que se piensa (aunque creamos que sea verdad) pues las piedras, las balas y las palabras se tiran y no se pueden recuperar...

Estimo que existen muchas fórmulas que pueden resultar para que logremos una buena comunicación entre las personas y el hecho de saber el significado correcto de las palabras me parece un excelente comienzo... Que el objetivo de una conversación sea el intercambio de ideas y no el convencer al otro, también ayudaría, creo... En el fondo, es relevante entender el rol decisivo que cumplen las palabras en nuestra vida como individuos y para la civilización toda...

Con la palabra adecuada y oportuna se puede lograr el objetivo que sea... El poder de la palabra logra mover masas y gobiernos hacia los derroteros que quienes detentan ese poder, desean y los medios de comunicación han contribuído a ello desde que somos república, por darle un eufemismo a la Plutocracia disfrazada que, realmente, nos gobierna. 

Las palabras determinan nuestra realidad... Así, como que la cosa no quiere, como botón de muestra de lo anterior, está el señor Agustín Edwards Ross, que en plena segunda mitad del siglo XIX, ya lo sabía... y también tenía conciencia del poder de los medios... y los usó, a placer, pues eran suyos, con el fin de lograr sus objetivos, disfrazando intereses personales con tintes de orgulloso patriotismo sin nigún resquemor ni verguenza...

Los señores feudales dueños de Chile desde aquellos tiempos (y desde antes también) han utilizado su dinero y poder para manejar la información y con ello a la gente, adormeciéndonos o despertando efervecencias nacionalistas o temores irracionales, según sea la oportunidad con el fin de llevar la fiesta con el ganado lo más en paz posible... y cuando no se pueda, cuando la gente, en más de una ocasión a lo largo de nuestra historia, despertó , fueron acallados... claro... la cosa es por la razón o la fuerza... el punto es... la razón de quién... y clarito está la fuerza de quién...

Ese es, mis amigos, el poder de la palabra en manos de los medios... nos tienen hablando de fútbol o del pato malo que mató a no se quién, mientras ellos, con cubiertos y servilleta en el cuello, se sirven al Estado y no la sacan ni por curado...

Yo opino... decía el entrañable Chapulín Colorado

Cháchara y rollos de C Salvo

Este espacio, o sea, Un día en la ciudad, tiene la esperanza de algún día parecerse a una columna de opinión donde espero poder continuar:
  • Tratando los temas que me interesan, y
  • Dejando testimonio de lo que alguna vez pensé sobre esto o aquello... (oigan, he cambiado harto desde que empecé hace 13 años {no corridos} en esto)
En fin, no pretendo molestar a nadie, pero si pasa... lo lamento... Y... de verdad, gracias por leerme... ;-)

... Un momento enano, como decía Pedro Picapiedra, antes del fin, necesito decir que el nombre de este blog es de autoría de Iván Muñoz, el Tutito, amigo de mil batallas perrunas en las lides de la Gloriosa Población San Joaquín en nuestros ya idos, pero con cariño recordados, años mozos.

Dicho esto... ahí van... :-)

 

Todo comentario realizado con respeto es bienvenido.

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