lunes, noviembre 26, 2018

La esclavitud invisible

Siempre ha estado presente en la historia humana... Hombres subyugan a hombres y los rebajan al nivel de cosas, de bienes, ya ni siquiera de animales... Tan grandes y profundas heridas ha generado la esclavitud que incluso en la actualidad, en varios países del orbe, se presentan múltiples conflictos producto de pretéritas conductas esclavistas por parte de europeos y, más tarde, americanos, hace solo unos cuántos siglos.

La esclavitud denigra nuestra condición de ser humano... es una condición permanente en la mayoría de los casos y hereditaria que atenta contra nuestro derecho a ser libres y poder elegir la forma de vida que más nos agrade, siempre y cuando no atente contra la tranquilidad de otros; las leyes y las buenas costumbres imperantes...

Menos mal que en Chile fue abolida a comienzos del siglo XIX (porque sí hubo) cuando en 1811 don Manuel de Salas promulgó la Ley de Libertad de Vientre. Cuerpo legal que cambió la condición de los hijos nacidos de esclavos. Es decir, éstos nacerían libres...

Este vuelco en el orden social generó muchas olas, pues gran parte de la economía de las provincias americanas, en aquellos lustros, se basaba en el comercio y trata de esclavos... Entonces, la cosas no deben haber sido fáciles... muchos deben haber perdido mucho, algunos, todo... Pero, como dicen los expertos, el mercado produjo nuevas necesidades y nuevas formas de incorporar a esta nueva fuerza trabajadora dueña de sus cuerpos y tengo mis dudas si de sus mentes.

Así, en los campos, bosques y yacimientos mineros, renació en todo su esplendor, con otro nombre, con otras obligaciones recíprocas, pero en la práctica se trató del viejo y querido inquilinato... Y, para no quedar atrás, en las nacientes urbes, las columnas de humo -ergidas como racimos de espigas negras- proliferaban, enmarcando y dándole forma al progreso, sustentando el nivel y estilo de vida de unos pocos en las fuerzas físicas, mentales y espirituales de muchos que, para ir con la moda, pasaron a llamarse, primero: proletariado, para luego, simplemente, obreros o, algo más genérico, trabajadores.

Cuando ya el abuso físico fue inaceptable apareció una nueva forma de esclavitud... antigua como la mentira, se llamó crédito... Y con esté instrumento los otrora obreros se dividieron y aparecieron en la escena los profesionales, técnicos y obreros especializados y no... todos amalgamados en un solo sustantivo... clientes... y ahí comenzó la debacle... porque la esclavitud que genera el crédito es silenciosa, aceptable, justificada y legal... por ello es invisible... está, la sentimos, pero no podemos eludirla...

De este modo, la lucha contra la esclavitud solapada seguiría por años, llegando incluso hasta nuestros días, donde la tecnología y los mensajes teledirigidos que ofrecen las múltiples posibilidades que otorga la vida, esconden la cruda verdad donde nosotros, las personas, somos totalmente subyugados por un sistema financiero vacuna y demoledor...

Vacuna

Vacuna, por no decir coprolalias de grueso calibre, pues el sistema es canalla con la gran mayoría, imponiendo reglas de manera unilateral y que implican, en muchos casos, las penas del infierno al incumplimiento, a pesar de tener cubierto el pago de la deuda a cualquier evento...

Es tan vacuna que a veces pienso que las instituciones financieras esperan con ansias que sus clientes incurran en mora, pues se pone en movimiento toda una siniestra maquinaria, encargada de lucrar con la desgracia y endeudamiento de las personas y que tiene por objetivo no solo que el deudor pague su deuda (que los seguros ya pagaron), sino que, y para mayor abundamiento, pague una cantidad de intereses y multas que exceden en mucho el justo precio, enriqueciéndose de manera legal, pero abusiva y para nada en concordancia con los manoseados derechos humanos...

Es tan, pero tan vacuna, porque al que tiene menos, se le cobra más en cada uno de sus productos y movimientos, mientras que aquel que tiene más sus cobros por mantención o son ínfimos o simplemente no existen... la justificación... es para mantener al cliente... y la dan y la reciben y todo ok... así es la cosa... dicen los viejos... y yo me pregunto... Es correcto y equitativo que como estrategia de compensación de pérdidas se le cobre más y por todo a quien menos tiene, para financiar la permanencia de un cliente que tiene mucho??? Mmmm deja pensarlo... no po!!! No es para nada correcto ni equitativo...

No me cabe en la cabeza que nadie se de cuenta que si las bases mismas de un sistema permiten o incluso justifican expresamente o por omisión tamaña injusticia... es que el sistema, en el fondo, está diseñado para someter el espíritu humano y no para ayudarlo a emprender y guiarlo en el complejo mundo de los negocios, o algo así es la cantinela...  

Demoledor

Demoledor... porque cuando los negocios van bien, el sistema te ofrece el oro y el moro como diría la Nona, y cuando vas por información, cuando vas por dirección, lo que normalmente se recibe es la respuesta que al ejecutivo y el banco más les conviene y no la que uno realmente necesita...  anda a pegarte un tropiezo... anda a fallar en los plazos..., incluso, conversando con antelación los hechos con tu ejecutivo, si fallas... te parten como a cualquier mortal... En el fondo... solo te prestan cuando tienes...

Demoledor... pues pareciera que siempre, haga lo que se haga, el sueldo nunca alcanza... es como a propósito... y para más remate los medios bombardean con mensajes que ofrecen una vida mejor al adquirir tal o cual producto, todos elementos que sin duda nos ayudarán a ser felices, empero para adquirirlos ahorita ya, necesariamente, la gran mayoría recurrimos al crédito... y ahí comienza una vez más el baile...

Una vez que se entró en la rueda, solo queda girar lo más aprisa posible y rogar para no perder la fuente de ingresos que te permitió proyectarte para no caer en la cesantía y de pasadita en la ruina, pues una persona común que vive de un sueldo si pierde esa entrada de la noche a la mañana y no encuentra otro trabajo pronto, pasará de ser de clase media, a formar parte de las cifras que objetivizan la probreza.

Toda esta maquinaria produce los esclavos perfectos... Esclavos porque trabajamos para puro pagar y vivimos con el constante temor de no poder con los compromisos... Siempre autoexigiéndonos más para cumplir expectativas de otros... Perfectos porque somos más sumisos que los esclavos africanos del siglo XVIII, XIX y XX, pues no vemos los barrotes y para mala pata nuestra... no hay peor ciego que aquel que no quiere ver y nosotros estamos absolutamente ciegos y dormidos o tal vez muertos y no nos hemos dado cuenta.

Yo opino... decía el entrañable Chapulín Colorado

Cháchara y rollos de C Salvo

Este espacio, o sea, Un día en la ciudad, tiene la esperanza de algún día parecerse a una columna de opinión donde espero poder continuar:
  • Tratando los temas que me interesan, y
  • Dejando testimonio de lo que alguna vez pensé sobre esto o aquello... (oigan, he cambiado harto desde que empecé hace 13 años {no corridos} en esto)
En fin, no pretendo molestar a nadie, pero si pasa... lo lamento... Y... de verdad, gracias por leerme... ;-)

... Un momento enano, como decía Pedro Picapiedra, antes del fin, necesito decir que el nombre de este blog es de autoría de Iván Muñoz, el Tutito, amigo de mil batallas perrunas en las lides de la Gloriosa Población San Joaquín en nuestros ya idos, pero con cariño recordados, años mozos.

Dicho esto... ahí van... :-)

 

Todo comentario realizado con respeto es bienvenido.

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *