jueves, diciembre 06, 2018

El estado de derecho o el monopolio del uso de la violencia

La cosa me la contaron más o menos así... bien resumido eso sí, porque, el profe se demoró casi todo un año en soltar enterita la cantinela... En fin, en el comienzo estábamos guachitos por ahí, en grupos reducidos, y a merced de la naturaleza y sus peligros, nuestra vida dependía de los otros miembros de la familia. Así pasaron hartos miles de años y nos aburrimos de las mismas caras y nos juntamos algunas familias, formando pequeñas tribus y, en eso, conocimos la agricultura y, casi a la par, la propiedad privada...  uffff!!!

Las tribus crecieron y cuando varios ya hablábamos el mismo idioma, nos parecíamos en los rasgos y participábamos de las mismas costumbres, nos convertimos en una nación... Nación que con el paso del tiempo tuvo que organizarce, pues la convivencia de pocos trajo roces, la de muchos, con mayor razón. Mi papá siempre me decía, hijo, qué fácil es vivir, pero qué difícil es convivir... y tenía razón el viejo...

Así, los expertos dicen, evolucionamos socialmente (no sé quién nos convenció de eso) y nos transformamos en Estado, momento en el cual las personas vieron cómo aquel o aquellos que ostentaban el poder del dinero, las armas y el más allá, legalizaron su gobierno y con ello, el monopolio del uso de la fuerza en beneficio, expansión y cuidado de ellos y en nombre de la soberanía...

Con el paso de los lustros, pasamos por varios tipos de gobierno hasta que finalmente, tras luchas sociales, políticas, religiosas y quién sabe qué desastres más, llegamos al Estado de Derecho... o sea, más o menos es cuando el poder del Estado, sus alcances y actividades están regulados y garantizados por la Ley, es decir y  en español, para que por medio de ella y su imperio se limiten los poderes del estado y al mismo tiempo se garantizan los derechos y deberes de los gobernados. :-O

Sonaba bien a mis oídos en aquel entonces (corría 1989) y por ello me convenció de dos cosas: la primera era que ésta sin duda era "la forma" de organizarnos más civilizada y justa, pues, supuestamente, nos protegía contra el abuso del Poder (cosa que no hace) y nos garantizaba seguridad e igualdad en el trato frente a la Justicia, (cosa que tampoco hace), pero en ese momento, abrigaba la abierta esperanza que la nueva democracia sí lo haría real... y... bueno... nunca pasó.

Y la segunda fue y en ese momento no lo ví, que la cosa era optar por: coca o pepsi, pues había que elegir entre la alegría que venía acompañada con fanfarrias de justicia y sonidos subterráneos de venganza, todo bien sazonado con libertad sin límite para el Pueblo oprimido (ya vimos lo que trajo eso) o un príncipe valiente totalmente identificado con el gobierno anterior que, al verlo y escucharlo, evocaba recuerdos de silencios mordaces y miedos uniformados que ya no queríamos vivir... Y para qué andamos con cosas, la pomada era linda y la vendieron bien, el problema (no sé si para ellos lo fue o lo hubo) es que no tenían el fondo moral ni las ganas reales con qué solventar la llegada de la alegría y repartirla, como ellos dijeron, equitativamente.

En fin, para seguir con el cuento...  adivinen qué pasó cuando los 80 agonizaban y nosotros no queríamos que se fueran... Tras la tormenta, y gracias a los nuevos vientos que soplaban en el mundo y que resultaron decepcionantes con los años, en el horizonte se impuso el arcoiris y con él llegó la democracia; hubo justicia en la medida de lo posible; creció la delincuencia; consecionamos todo lo que el gobierno anterior no vendió; nos vacunaron con la modificación a la ley de AFP; se destaparon algunos arreglines, malas jugadas y feos renuncios en políticos, ejecutivos e importantes personajes de nuestra sociedad (y ojo que en ninguno de los acusados o implicados se usó el rótulo delincuente en la prensa, ni antes, ni ahora) y, tras 28, casi 29 años, los únicos bolsillos que engordaron, los únicos índices que mejoraron, fueron de los que, eso decían, traían consigo la alegría y otros por ahí, detrasito, el cambio... el cambio, el cambio de bolsillo donde iban caer los morlacos no más, porque la cosa, de verdad no ha cambiado, solo se ha destapado.

Hoy por hoy, para ser bien sinceros y suavecitos, estimo que el famoso Estado de Derecho, sólo ha servido para legalizar los abusos, mezquindades y excesos de los poderosos en el ejercicio del poder sobre la gente común, personas que, por el mismo estado de derecho que les da esas facultades para gobernar, están obligados a proteger y representar... y, justamente, y durante toda nuestra historia republicana, no sólo no han cumplido con sus obligaciones, sino que han demostrado en repetidas ocasiones, al menos, negligencia; notable abandono de deberes e, incluso, traición, pues han permitido que salgan a la luz leyes y modificaciones a cuerpos legales que han resultado ser totalmente dañinos para los ciudadanos de este país y no me digan que se les chispoteó, porque no se las creo... nica, como dice la Nona.

Gracias al Estado de Derecho

Entonces, tristemente puedo afirmar algunas pequeñeses... anécdotas insignificantes y que por lo mismo en los medios de prensa nacionales, que siempre dicen la verdad y sus comentarios nunca son tendenciosos, no se mencionan ni por si acaso, pues está claro que existen temas mucho más relevantes como el fin de la vedetón en la Teletón o lo último que dijo, hizo, dejó de hacer o no dijo, Luis Miguel, en su visita a Chile... Ya tú sabes.., Prioridades son prioridades... o no?
 
Bueno pero no podemos dejar de estar agradecidos porque nuestra forma de vida garantiza, tras mucho trabajo, infinitas privaciones, algo de fortuna y estar justo en el momento preciso, la posibilidad de ser exitosos y disfrutar de las bondades que ofrece, vía los avisos comerciales, el sistema... o no?

Una de las garantías de estar en un estado de derecho es que la ley dice que somos iguales ante ella, dice que puedo y tengo derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, pero anda que te atropelle un hijo de la aristocracia criolla... No le sale ni por cura'o decían nuestros abuelos y uno se queda ahí, turulato y con las manos vacías... Gracias al estado de derecho, nuestros jueces dictan sentencia de acuerdo a la ley y sus procedimientos, apegado a ella, aunque eso signifique, en el mejor de los casos, no aplicar, abiertamente, la justicia, pues aisladas no son las instancias donde se aplica, abiertamente, la injusticia, en nombre de la ley.

No dejo de sentir como una contradicción absurda el hecho de que en los tribunales de justicia existe de todo, menos justicia... y que todos sepan que es así y que el sistema está agotado y corrupto, pero en vez de quebrar el esquema, el que entra, se adapta de inmediato y la máquina sigue funcionando, nadie se explica cómo...

O cómo una persona adulta, con experiencia, con mundo, seguramente lee todos los domingos el Mercurio sentado mirando su patio, puede sentir que hizo bien las cosas y de paso avalar un sistema absurdo e ineficiente, cuando, ajustándose a derecho, y al unísono, matando el sentido común y embotando el discernimiento, deja libres a unos tipos que fueron sorprendidos dando vueltas como angelitos en su auto cargado de armas y municiones y por fallas en el procedimiento de detención o algo por ahí, los soltaron... Fíjense, los pillan cometiendo un delito infranganti (lo principal) y no los procesan por una falla procesal (accesorio)... Es el mundo al revés o yo necesito un psiquiatra con urgencia... puede que sea ambas, en todo caso...


Bueno, decía... Gracias al estado de derecho, no es ilegal y por ello se puede hacer, el estafarnos y engañarnos dolosamente, con las AFP o el emprendimiento de Dávalos y Sra; o con los usos abusivos de nuestras platas en Carabineros con el solo fin de enriquecerse aún más, pero, contrario sensu, si es punible y susceptible de ser rotulado como delincuencia, el robo de una gallina para comer. Mmmm... Bonito!

Gracias al estado de derecho, los ciudadanos comunes si cometen un delito son tildados de delincuentes y su proceso es, por decirlo de una manera, limpio, transparente y apegado a derecho y curiosamente el fiscal tiene, en estos casos, al agudeza para acusar y probar prestamente el delito. Empero, si los ciudadanos de primera categoría o aristocracia criolla cometen un delito, el trato y manejo de prensa, ya hemos sido testigos, es, por usar un eufemismo muy, pero muy suave, diferente...

En efecto, ganan por todos lados, pues en el caso de ser condenados y mueren en la suya, es decir, no delatan a nadie, cuando salen, a pesar de sus antecedentes, tienen un trabajo y una posición seguras... En cambio, si eso le llega a pasar a uno... no le dan pega ni contando piedras en la calle... por los siglos de los siglos... Mala...

El estado de derecho permite estos abusos y muchos más... pues, como dice la Roma, amiga entrañable de antaño y hogaño, estamos hasta el cuello porque ellos tienen las armas para cuando la ley no les alcanza... Y yo pensé... no es chiste... así qué... ya ven amigos... Tienen el poder, lo han usado sistemática y eficientemente... y nosotros seguimos de espectadores frente al saqueo de nuestro país y nuestros sueños. Todo, en beneficio de aquellos que nos deberían proteger, pero, para el bronce, en nombre de valores y principios que solo podemos apreciar en sus palabras, pues en sus actos se manifiesta su total y completa ausencia.

Cómo no va a aparecer un político que sea capaz de no venderse, que sea capaz de cumplir con su palabra o intentarlo hasta el cansancio, un político que cohesione a los demás representantes de otras regiones y colabore a formar un movimiento transversal de emancipación regional donde, entre otras cuestiones, se discuta el reparto y usos de los dineros que le corresponden a cada región... No sé, el otro día hablaba con un amigo sobre esto y me miraba... de pronto, estiró su brazo hasta posar su mano en mi hombro y con toda calma me dijo... esa weá no existe, viejo... no ve'í que somos todos narcos... y yo... quedé plop!!! porque, al fin y al cabo, es cierto...

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Yo opino... decía el entrañable Chapulín Colorado

Cháchara y rollos de C Salvo

Este espacio, o sea, Un día en la ciudad, tiene la esperanza de algún día parecerse a una columna de opinión donde espero poder continuar:
  • Tratando los temas que me interesan, y
  • Dejando testimonio de lo que alguna vez pensé sobre esto o aquello... (oigan, he cambiado harto desde que empecé hace 13 años {no corridos} en esto)
En fin, no pretendo molestar a nadie, pero si pasa... lo lamento... Y... de verdad, gracias por leerme... ;-)

... Un momento enano, como decía Pedro Picapiedra, antes del fin, necesito decir que el nombre de este blog es de autoría de Iván Muñoz, el Tutito, amigo de mil batallas perrunas en las lides de la Gloriosa Población San Joaquín en nuestros ya idos, pero con cariño recordados, años mozos.

Dicho esto... ahí van... :-)

 

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