miércoles, marzo 23, 2022

Nunca rápidos y furiosos, siempre ácidos y miedosos

 La conducción en Iquique de verdad es un tema inagotable... Ya me quedó claro que acá solo hay choferillos detrás del volante, choferillos porque no solo carecen de control sobre su carro, sino que además desconocen absolutamente las leyes que gobiernan el tránsito vehicular en el país.

El salir a manejar a la calle sin saber la ley que nos da las pautas para un seguro conducir, es como ir a un país donde todos hablan un idioma que yo no, pero ando por sus calles como si supiera lo que estoy haciendo aún cuando sé que no sé nada y eso me asusta aún cuando no lo demuestre, tomando para ello una actitud belicosa y soberbia.

Esta ciudad debe ser la única en el mundo donde el volante está a la izquierda del carro y aún así se adelanta por la derecha... Es cotidiano ver en las calles autos con turbo, válvulas de alivio y tronadores, realizando maniobras de adelantamiento con el solo fin de no tener a nadie delante, pues una vez se cambian de pista no adelantan, quedando dos carros a 40 kms por hora en ambas vías... 

Los espejos de sus carros están, en el mejor de los casos, de adorno, pues la manera de realizar una maniobra en movimiento es tirarse y esperar a que nadie toque la bocina, en cuyo caso vuelven a su carril y recién ahí comienzan a señalizar lo que pretenden realizar.

Pero el rasgo que define lo inseguros y muertos de miedo que está la mayoría de los choferillos que circulan por el pavimento es el uso generalizado de las luces altas... Esa inseguridad radica en el conocimiento que hay en el interior de cada uno de esos ácidos y miedosos... Esa certeza que a pesar de la postura de seguridad y competencia, apenas se vienen bajando de los guanacos y llamas y que otra cosa es con guitarra... Algunos exageran tanto al respecto que con todas las luces que tienen en los frentes de sus autos pareciera que están cazando canguros...   

Esos mismos que de día transitan por la izquierda en modo paseo, el cual responde a cabalidad a sus reales capacidades, de noche, bajo los efectos del alcohol y las drogas, vuelven a sus casas en alocadas carreras, asumiendo o que los autos tienen piloto automático o que el espíritu de O'Conner se tomó sus cuerpos, poniéndose en peligro ellos, a sus acompañantes y a todo ser vivo, poste y semáforo que se les pueda atravesar en el camino.

En efecto, en esta ciudad los postes tienen una mala reputación, pues han adquirido, nadie sabe cómo, la costumbre de cruzarse por delante de estos animales del volante... Algo parecido pasa con las circunvalaciones que se obstinan en mantener sus curvas no queriendo enderezarse nunca... o esos malditos letreros rojos con letras blancas y los otros triangulares que se interponen en el circuito de carreras... qué falta de respeto...

Quizás por culpa de los postes es que no solo circulan lento, sino que van por el medio de la calle, impidiendo el adelantamiento para quienes nos agrada ir a 50 y no a 30 kms por hora... El punto es que no es malo ir lento... lo malo es que obligan a todos los que van detrás de ellos a jugar al monito mayor les guste o no... O tal vez, solo tal vez, sea culpa de su impericia y el hecho que les da terror tener un carro al lado más cerca de lo cotidiano... en buen chileno... se les "hace", hacer "finitos"... o sea, maniobras en espacios reducidos, pero suficientes para realizarlas...

Este despotismo es, como ya lo había mencionado, una careta, una máscara que esconde lo aterrados que están detrás del volante... Es quizás esa tortura que llevan por dentro la que los ciega y cierra a toda posibilidad de ser mejores, pues como hacen pensar a todos que son buenos, no pueden aceptar frente a los otros que no lo son y por ello, nunca comienzan a tratar de serlo en realidad...

En su intento de ser rápidos y furiosos, no se dan cuenta que hacen el completo ridículo, cuando, por la ruta A-16, van por la izquierda; a 70 kms por hora; con las luces altas, casi besando el parabrisas, desviando la vista para cambiar la música, pero ni por si acaso para mirar por alguno de sus espejos... Si lo hiciera, notaría cómo un cacharro petrolero lo adelanta -obligatoriamente por la derecha- sin esfuerzo alguno...

Si bien es importante parecer, mucho más lo es el ser... estos choferillos tienen la pose, los ademanes, los modos de hábiles conductores... De hecho hasta lo parecen, pero sus acciones son diametralmente opuestas a eso... viven en una constante dicotomía que delata cuan lejos está la imagen que intentan proyectar de sus pequeñas y pobres realidades... 

Echados en la butaca, circulando por el carril de adelantamiento a 40 kms por hora, el volante en la mano derecha; el brazo completamente estirado, con el reguetón sonando mal ecualizado y sus codos derechos asomando por la ventanilla son la viva imagen de un toretto fruna... y con orgullo y por siempre ácidos y miedosos...

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Yo opino... decía el entrañable Chapulín Colorado

Cháchara y rollos de C Salvo

Este espacio, o sea, Un día en la ciudad, tiene la esperanza de algún día parecerse a una columna de opinión donde espero poder continuar:
  • Tratando los temas que me interesan, y
  • Dejando testimonio de lo que alguna vez pensé sobre esto o aquello... (oigan, he cambiado harto desde que empecé hace 13 años {no corridos} en esto)
En fin, no pretendo molestar a nadie, pero si pasa... lo lamento... Y... de verdad, gracias por leerme... ;-)

... Un momento enano, como decía Pedro Picapiedra, antes del fin, necesito decir que el nombre de este blog es de autoría de Iván Muñoz, el Tutito, amigo de mil batallas perrunas en las lides de la Gloriosa Población San Joaquín en nuestros ya idos, pero con cariño recordados, años mozos.

Dicho esto... ahí van... :-)

 

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