miércoles, mayo 11, 2022

Libre mercado a la $hilena

 Es curioso el modelo económico que se aplica en $hile. Muy a la medida de nuestra idiosincrasia media amarillenta y livianita en cuanto a sus soportes escatológicos, valóricos e institucionales. Con lo anterior me refiero a las evidentes y absurdas contradicciones de las que adolece el sistemita.

Es quizás la hipocresía con la que naturalmente enfrentamos la vida como nación la que nos impide ver que el ordenamiento jurídico económico y sus instituciones generan disfuncionalidades que a la postre son el germen de cada una de sus crisis.

La primera gran tontera es el tristemente famoso impuesto a los combustibles. Este gravamen es como dispararse a los pies, pues al ser el combustible el elemento necesario para transportar todo; para mover la economía, su valor determina el costo mínimo desde el cual se calcula el precio de todo. Ergo, mientras más barato es el combustible, más eficiente y barata es la economía, pues cuesta menos llegar con los productos a cualquier lado. 

Los impuestos deben estar dirigidos hacia productos suntuarios y no estratégicos. De ese modo, se desincentiva, por ejemplo, la importación de licores extranjeros, y al mismo tiempo se estimula la industria nacional o por medio de cargas impositivas, incidir en el valor del tabaco, aumentando su valor de adquisición como una forma de bajar su consumo. 

Empero cómo enfrentan este verdadero problema: subsidiando... exacto, en vez de cortar el asunto de raíz, eliminando el impuesto al kerosene, gastan platas del erario para que durante este invierno cueste menos o al menos no cueste más. Prefiere tapar los hoyos a construir la calle. 

Nuestros genios economistas no entienden que la plata que se recauda por el impuesto al combustible permite que la ciudadanía, mal pagada por su trabajo, para acceder a los bienes y servicios que supuestamente los harán felices, tenga que endeudarse, lo que resulta en la segunda contradicción de que hablamos.

Al estar todo caro, las personas, en más de un 60% mal pagadas en relación al costo de la vida, deben recurrir al crédito para incluso adquirir bienes de primera necesidad, medicinas y servicios básicos. Muchas familias toman 15 días de vacaciones que pagan el resto del año o pagan la cuenta del supermercado en 3 cómodas cuotas sin interés. 

Esto es una contradicción al sistema que se llama economía de consumo, pues este tipo de sistema funciona bien solo si los consumidores pueden consumir hasta el infinito y más allá. Una sociedad donde el crédito es la principal manera de consumo está condenada al colapso, pues basta una pequeña crisis para que el flujo de dinero se corte y los deudores dejen de pagar. Ya sabemos qué sigue después...

Aquellos que ordenan y manejan los hilos macro económicos están claros respecto de estos factores y sus consecuencias, mas se dedican a ganar todo cuanto se pueda mientras se pueda para después pasar el chaparrón. Luego, invariablemente vuelven con la misma conducta, lo que me parece es casi psicópata. 

Estas retorcidas reglas del juego permiten a quienes manejan al sistema financiero y bancario, disfrutar de los beneficios de tener a una población esclava (le dicen cautiva) la que no tiene opción, pues si quiere acceder a los bienes sin el dinero en efectivo, su única manera es tomarla hoy y pagarla después.

El poder adquisitivo es el primer filtro tácito para que un picante poblacional no pueda arrendar una casa en Las Condes o Ñuñoa. Es la forma en la cual logran separarse de la chusma socialmente validada y tal vez por ello las cosas andan como andan o son como son... Solo las economías a corto plazo basadas en toma todo lo que puedas sobreviven en estas condiciones... Aquellas basadas en la explotación soterrada, la manipulación y la ausencia de ética y valores de aquellos quienes las conducen como la nuestra... ojo ahí... como la nuestra. 

Esta es otra razón para cambiar la constitución del 80 porque le permite al estado pasarle sin pèstañear al sistema financiero, miles de dólares, pero no puede hacer lo mismo con los ciudadanos por el famosillo principio de subsidiaridad. La idea es que el estado le pasa a los bancos y los bancos, con un modesto interés, nos pasa a nosotros. 

Lo gracioso es que los bancos nos prestan nuestra plata y no se la devuelven al estado, pero nosotros debemos hacerlo y más encima pagar un poco más por usarla durante todo el tiempo que dure la devolución. Lindo, no?

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Yo opino... decía el entrañable Chapulín Colorado

Cháchara y rollos de C Salvo

Este espacio, o sea, Un día en la ciudad, tiene la esperanza de algún día parecerse a una columna de opinión donde espero poder continuar:
  • Tratando los temas que me interesan, y
  • Dejando testimonio de lo que alguna vez pensé sobre esto o aquello... (oigan, he cambiado harto desde que empecé hace 13 años {no corridos} en esto)
En fin, no pretendo molestar a nadie, pero si pasa... lo lamento... Y... de verdad, gracias por leerme... ;-)

... Un momento enano, como decía Pedro Picapiedra, antes del fin, necesito decir que el nombre de este blog es de autoría de Iván Muñoz, el Tutito, amigo de mil batallas perrunas en las lides de la Gloriosa Población San Joaquín en nuestros ya idos, pero con cariño recordados, años mozos.

Dicho esto... ahí van... :-)

 

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